La teoría del apego

29.12.2022

 En la mitad del siglo XX, el psiquiatra John Bowlby se lanzó en la exploración de las bases de las relaciones entre los seres humanos y desarrolló la teoría del apego.

Según Bowlby, el individuo crea y determina sus bases relacionales en la primera infancia. Si un niño puede construir una relación de apego con al menos una persona que le cuida, de forma coherente y continua, dicho niño podrá, a priori, vivir un desarrollo social y emocional equilibrado. La durabilidad, la disponibilidad y la calidad de los cuidados constituyen los fundamentos de un vínculo de apego positivo.

A lo largo de sus primeros años, el niño construye modelos operativos internos , que son representaciones mentales elaboradas a partir de su relación con sus figuras de apego. Sus futuras relaciones con los demás también se guiarán a través de sus esquemas de apego desarrollados temprano. La manera en la que los individuos se posicionan en sus relaciones de pareja está relacionada con sus modelos operativos internos. Éstos funcionan mayoritariamente de forma automática e inconsciente. Según Bowlby, la forma de ser e interactuar en las relaciones interpersonales depende del modelo operativo interno, es decir su modelo de afecto.

Unos años más tarde, la psicóloga Mary Ainsworth amplia la teoría del apego de Bowlby, añadiendo los tipos de apego "seguro" e "inseguro" siguientes :

  1. Apego seguro

  2. Apego evitativo (inseguro)

  3. Apego ansioso-ambivalente (inseguro)

Finalmente, en 1986 Marie Main establece un cuarto tipo de apego :

     4.     Apego desorganizado/desorientado (inseguro)

Durante la década de los años 80, la teoría del apego se extendió a las relaciones sentimentales en el adulto. Se identificó dos dimensiones : a) el nivel de ansiedad (desde muy ansioso a muy poco) y b) el nivel de evitación/acercamiento. La combinación de esos dos niveles determina 4 estilos de apego.

1. Apego seguro - Las personas que experimentaron este tipo de apego se caracterizan por un nivel tanto de ansiedad como de evitación bajo. Tienden a vivir relaciones duraderas y satisfactorias. Suelen desarrollar sus relaciones de una forma autónoma, se sienten en seguridad a la hora de alejarse de su figura de apego para explorar y volver a acercarse de ella cuando lo necesita. Generalmente son adultos que descodifican correctamente las situaciones y contextos en los que se ve inmerso y puede así gestionar en las mejores condiciones sus relaciones interpersonales. El adulto que vivió un apego seguro se siente en general digno de ser amado, confía en su valor y en los demás.

2. Apego ansioso-ambivalente - Nivel de ansiedad alto : son personas que tienden a dudar de los sentimientos de su pareja y que temen el rechazo. La ansiedad alta proviene de sus creencias acerca de su propio valor (considerado bajo) y de las expectativas de ser aceptad@ o rechazad@ por los demás. Sus relaciones generan ansiedad y llegan a ser conflictivas, en muchos casos. Suelen expresar sus emociones pero a menudo experimentan emociones negativas que pueden llegar a dañar las relaciones. Se caracterizan por tener peticiones afectivas exageradas, que acaban en frustración e inquietud.

3. Apego evitativo - Esos adultos se definen por un nivel de ansiedad bajo y una evitación alta. Suelen tender a preferir su autonomía, incluso si perjudica a sus relaciones. A menudo muestran una autoestima alta pero pueden llegar a ser percibidas como hostiles o competitivas, lo que puede interferir en sus relaciones interpersonales. Mantienen los demás a distancia, por falta de confianza, y pueden considerar que son los demás quienes le rechazan. Tienden a evitar comprometerse emocionalmente y cuando lo hacen la relación puede caracterizarse por la desconfianza. Les resulta difícil acercarse a los demás y no les gusta que los demás se hagan demasiado íntimos.

4. Apego desorganizado - Este adulto se siente amenazado en todo momento y adopta comportamientos impredecibles, a menudo contradictorios. Teme de si mismo y de los demás. Perciben la realidad externa como catastrófica. Estos adultos relatan generalmente provenir de familias marcadas por la violencia física o verbal, el alcohol o los abusos. Suelen tener reacciones explosivas y dificultades para manejar el estrés, desconectarse de sus emociones y oscilan entre peticiones de cercanía y comportamientos distantes. A menudo necesitan sentir que tienen el control y terminan viviendo relaciones inestables.

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